Según la norma europea sobre condones, el pene europeo, por término medio, tiene una longitud de 16,5 cm en erección. Este valor se corresponde con los datos que hemos recopilado estos últimos 10 años.
En algunas páginas de internet se encuentran valores muy por encima o también por debajo – en parte, estos valores son inventados o, si los mencionan fuentes serias, proceden a menudo de otros círculos culturales. Es cierto, por ejemplo, que los hombres asiáticos tienen el pene más corto, sin embargo, de poco le valen estos datos a un hombre no asiático para evaluar su propio pene.
Puesto que la norma europea sobre condones cita una cifra aceptada en toda Europa, se pueden calificar esos 16,5 cm como media real.
Dado que esta cuestión tiene una importancia decisiva, y que mucho de lo que se lee en internet y en la prensa sobre este tema es disparatado, hemos procurado contestar esta pregunta con objetividad y de manera científica.
La respuesta es sencilla: sí, el tamaño del pene es importante.
A continuación podrá leer al detalle por qué esto es así:
La vagina de la mujer es un conducto musculoso, cubierto de pliegues, que está bien inervado por las terminaciones nerviosas responsables de la excitación. Es evidente que el placer sexual será mayor cuanto más terminaciones nerviosas estimule el pene. Es cierto que la mayoría de los receptores están en la entrada de la vagina. Éstos reaccionan a movimientos de intensidad uniforme, es decir, a estímulos en ambas direcciones. Una estimulación larga es más complicada de llevar a cabo con un pene corto.
El tamaño del pene es importante.
El pene, como órgano sexual primario del varón, es considerado un “estímulo clave” para el sexo femenino en el sentido de la etología. Un pene grande resulta más atractivo, masculino y potente en tanto no tenga un tamaño exagerado y poco natural.
El tamaño del pene es importante.
El autor de estas líneas también es un hombre y a nosotros, los hombres, nos queda claro como muy tarde desde la escuela que el tamaño de nuestro pene es importante, así que prescindo de hacer aquí una lista detallada de la opinión de los hombres a este respecto, porque creo que está clara.
En este caso, ha sido algo más complicado encontrar una respuesta exacta y objetiva. Probablemente éste sea el motivo por el cual aún se lee en muchos sitios que el tamaño del pene no es importante, pero esto no es cierto.
Hemos encuestado a 25 mujeres con una edad comprendida entre los 21 y los 44 años. Todas con graduado escolar o selectividad.
Primero le mostramos cuatro fotos a cada una de ellas por separado (en una cabina con puerta y sin ningún tipo de videovigilancia). Las fotos mostraban un pene pequeño, uno mediano, uno grande y uno muy grande. Las mujeres debían decidir qué pene les gustaba más, escribirlo en un papel, y luego introducir este papel anónimamente en una caja precintada, colocada dentro de la cabina.
Ya el resultado de esta primera consulta nos sorprendió mucho: 18 de 25 mujeres eligieron el pene grande, es decir, el 72% de las mujeres encuestadas. Sólo seis mujeres eligieron el pene mediano y una de ellas el pene muy grande.
La verdad es que esperábamos que los votos se repartieran proporcionalmente entre el pene mediano y el pene grande, pero la respuesta de las mujeres fue mucho más clara de lo que nos imaginábamos.
Éste es el pene que las mujeres eligieron como favorito:
Basándonos en el resultado de esta encuesta podemos sacar dos conclusiones básicas:
Puesto que este resultado nos confirma que el tamaño del pene es importante para las mujeres, en contra de lo que se dice en muchos artículos y entrevistas de que no lo es, organizamos una interesante mesa redonda con las 25 mujeres encuestadas, tras comunicarles los resultados.
Lo primero que constatamos es que algunas mujeres parecían haberse quitado un gran peso de encima al darse cuenta de que no sólo ellas, sino la mayoría de las encuestadas, había elegido el pene grande. Así que les preguntamos el porqué de esta circunstancia. No vamos a publicar todas las respuestas, sino un listado de las respuestas fundamentales:
Entonces, la realidad es que el tamaño del pene también es importante para las mujeres. Pero como son muy consideradas con su pareja, no se quejan, sino que ponen mayor peso en otros aspectos de la relación.
Qué suerte que las mujeres en general hayan decidido adoptar una conducta tan comprensiva, de lo contrario habría muchos más hombres que tendrían problemas con el tamaño de su pene.
Así que quede claro: sí, el tamaño del pene es importante.
Desde un punto de vista médico, el tamaño del pene sólo debería corregirse si éste es, de hecho, pequeño. De nada serviría convertir un pene que ya es grande en uno monstruoso.
Si está pensando en hacerse una operación de agrandamiento de pene, reflexione, para usted mismo, partiendo de un mal resultado y no partiendo del mejor. Es decir, si para usted son suficientes, por ejemplo, 3 cm más de longitud, entonces opérese. 5, 6 o 7 cm estarían mejor, pero no tiene por qué tenerlos.
Somos conscientes de que precisamente los pacientes con un pene extremadamente pequeño (por ejemplo, 9 cm en erección) no hay nada que más deseen que tener un pene de tamaño normal, sólo que 9 cm más 5 cm, por ejemplo, son sólo 14 cm y si el resultado fuera malo, quizás hasta sólo 12 o 13 cm. Claro, un 50% más de pene es colosal, sólo que siguen sin ser los 16,5 cm.
Por favor, tome conciencia de que aunque nosotros podemos hacer mucho, no podemos hacemos milagros. No podemos ayudar a conseguir el tamaño medio de pene a pacientes que tengan menos de 11 cm en erección, sólo podemos acercarles esencialmente un poco. Estos pacientes deben tener esto bien claro desde el principio.
Su deseo personal es decisivo; nada más.
Nosotros le aclararemos todo honrada y profesionalmente, pero jamás intentaremos convencerle. A veces, incluso rechazamos la operación. Esto también forma parte de nuestro estándar y es la base de la confianza.
Independientemente de que recomendemos o rechacemos una operación, nosotros contestamos sus preguntas abiertamente y comprendemos sus miedos. Ningún paciente debe avergonzarse de preguntar, ni de ninguna otra cosa.